CAMERATA ODESA

Evge­ny Mory­a­tov, violín

Mar­tin Buch­hal­ter-Mon­te­ro, violín

Ana­to­liy Mel­ny­chuk, viola

Iry­na Yur­chen­ko, violonchelo

VIVALDI: Las Cua­t­ro Estacio­nes (com­ple­ta)

BACH: Varia­cio­nes Gold­berg (extra­c­tos)

y músi­ca con­mo­ve­do­ra de Amé­ri­ca del Nor­te y del Sur
 
 
Aquí tiene por fin la opor­tu­ni­dad de escuchar las “Cua­t­ro estacio­nes” en su totalidad:
 
 

El vir­tuo­so vio­li­nis­ta Anto­nio Vival­di se atre­vió a descri­bir con músi­ca las cua­t­ro estacio­nes en 1725. Se con­vir­tió en su obra más famo­sa, y la varie­dad de son­i­dos sigue sor­p­ren­dién­do­nos. En pri­ma­ve­ra, los vio­li­nes pin­t­an el sus­ur­ro de las hojas y la hier­ba, uno se ima­gi­na al pas­tor dor­mi­do fren­te a él, y de fon­do se oyen los ladri­dos cans­ados del per­ro pastor.

El calor en ver­ano: los acor­des apa­g­ados y lent­os nos hacen sen­tir el calor extre­mo, el cuco llama, una palo­ma, un jil­gue­ro. La ten­sión sube, cada vez más fuer­te, se des­car­ga en un solo virtuoso,

Oto­ño, la estación de la caza: el son­i­do de los cuer­nos, los dis­pa­ros, el eco de vuel­ta, los exci­ta­dos intent­os de un ani­mal por esca­par. Magis­tral­men­te cap­ta­do en este movimiento.

Invier­no: un stac­ca­to, diso­nan­ci­as, una atmós­fera fría y estre­me­ce­do­ra, el violín solis­ta inter­rum­pe este frío cua­dro como un vien­to des­piadado. Y en con­tras­te, el lugar aco­ge­dor jun­to a la chi­me­nea, cáli­do y con­for­ta­ble, fuera la llu­via gol­pea las ven­ta­nas como un piz­zi­ca­to de vio­li­nes. Qué con­tras­te ent­re la inhó­spi­ta natu­ra­le­za exte­ri­or y el aco­ge­dor mun­do interior.

Hay que vivirlo.

Ent­ra­das en taquil­la la noche del con­cier­to: 20 €